Los últimos años de mi vida han sido gordos, intensos, como ese espresso sin azúcar que llega al estómago vacío. Hacer un post de final de año ha sido una de las maneras de digerir tanto café vital. Y no voy a faltar a esa cita. Hoy mejor que ningún otro día, mientras preparo en las oficinas, ya vacías, la reunión de empresa de mañana por la tarde.
2015, a diferencia del anterior, ha sido un año más hacia dentro, buscando la consolidación de 'Txell Costa' como empresa. Tomando decisiones y riesgos. Nueva oficina, renovación de equipo, nuevo libro.
Hacia dentro también en lo humano. Ergo, en mi caso, en lo femenino. Lo conté durante el discurso del Día de la mujer en el Parlament pero es una cosa que intento trabajar CADA día para ponerle consciencia. Quiero hacer un liderazgo femenino para seguir consolidando esa calidad de vida y trabajo que tanto predico.
Quiero ser fiel a mi esencia. Quiero poderme mostrar como soy ante mi equipo sin que esto reste ni un ápice de profesionalidad. Y a la inversa.
Quiero (y debo) ser jefa, pero jefa que cree espacios de negociación, de escucha, y jefa que inspire. Que entienda que hay gente que funciona por intuición y otra que es más racional, pero que, cada uno a su manera, lucha por sus sueños.
Quiero que salgan los números, pero que nos lo pasemos bien y nos sintamos realizados, sin ser esclavos de una estrategia inhumana. Y que ayudemos a nuestros clientes a lo mismo. Porque quiero un negocio de dar, y el dar aporta mucho a uno mismo. "Liderazgo efectivo y afectivo" - me escribía un lector hace unos días.
Quiero que mi trabajo sea un camino de crecimiento personal, un proyecto ético.
2015 ha tenido cosas buenísimas y otras menos buenas. He aprendido a soltar, a que, por mucho que planifiques, siempre hay un margen vital incontrolable. No todo es un camino de rosas. La vida de nadie es fácil. Y a veces no es justa. Pero a la porra. Me mola la vida. Me gusta. Me apasiona. Y no puedo evitar exprimirla al máximo y saborearla, y lucharla (porque sí, he aprendido a aceptarla, pero no a rendirme). Y voy a seguir contagiando esta energía vital a través de mi don, que es la comunicación. Y la vida me va a seguir regalando momentazos, como cuando salgo en medios de comunicación y, con tantas visitas, saturáis la web y peta (¡qué pasada!), o cuando me reconocéis en el súper y me dejáis pasar en la cola... También me quedo con el mogollón de mensajes bonitos que nos habéis enviado este año. Más que nunca. Seáis o no nuestros clientes, nos llegan, me llegan. A dentro. Son vitamina para levantarse por la mañana y para seguir creyendo que hay empresas distintas, que nos permiten sentir y vivir como queremos, sin tener que renunciar.
2015 ha sido un año de conocer más a las personas del equipo. De apreciarlos y valorarlos más. Son una PASADA. Os recomiendo muy mucho una de nuestras consultorías para que los conozcáis en directo 😉 Y para que viváis y respiréis este proyecto llamado 'Txell Costa', una empresa con nombre de persona que empezó aquí la menda hace cinco años, pero que ha crecido y camina solito gracias a las personas maravillosas que me han acompañado en este viaje.
Al año que viene le pido más de todo lo bueno, mucho más. Más clientes contentos, más carcajadas en la cocina cuando la lío con la cafetera, más conferencias con gente que sale motivadísima... Le pido más vida a la vida.
Prometo seguir escuchándoos para poder poner palabras (y pasos) a vuestros sueños.
A mi equipo, prometo aprender cada día de ellos.
A los clientes, a dar lo mejor de mí.
A mí me prometo que, pase lo que pase, seguiré sonriendo, escuchándome y fiel a mí misma (sin ir de súperheroe, of course). Esa resiliencia, valentía, adaptabilidad, también es liderazgo femenino.
Gracias por este 2015,
Txell
