Albert y Tony son dos emprendedores que quieren montar una empresa de producción audiovisual. Están muy ilusionados y tienen muchas ideas, pero necesitan asegurarse que hacen una buena difusión. Así que nos llaman y nos reunimos con ellos un sábado por la mañana para hacer una sesión de coaching en comunicación (detectar las mejoras herramientas de comunicación y marketing para implementarlas autónomamente).
Nada más llegar, nos dan su tarjeta de visita. No incluye teléfono ni la dirección de la página web. Además, el nombre que han escogido para su empresa cuesta de recordar y no aparece en los primeros resultados de Google (tiene mal posicionamiento). Empezaremos, pues, por la autodefinición de la empresa: qué servicios ofrece, ventajas que ofrecen respeto a la competencia y cuál es el perfil de sus clientes. Paralelamente, trabajamos el naming (un nuevo nombre para la empresa), compramos los dominios y registramos los perfiles en las redes sociales para asegurarnos que la marca está protegida y no la coge nadie.
Durante la hora siguiente los "ametrallamos" con ideas para darse a conocer: podríais contactar con este medio de comunicación; podríais hacer promociones cruzadas con esta empresa, te pasamos ahora mismo el contacto; en vuestro establecimiento podríais colocar todos las titulaciones/certificaciones que téneis, y una pantalla que proyecte continuamente vuestros trabajos...; ¿Y si vendéis a través del web determinados productos? Ellos recogen las ideas que les parecen más interesantes para, posteriormente, ponerlas a la práctica por su cuenta.
Termina la sesión.
- ¿Cómo puede ser que en una mañana se pueda reforzar así un planteamiento empresarial? - dice Tony.
- Vosotros ponéis el negocio, la semilla... nosotros la técnica para hacerla crecer.
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