Sabemos que emprender es solitario.
Y que el hecho de ir un poco a contracorriente por el hecho de perseguir tus sueños, puede suscitar muchas críticas. En todos los ámbitos de nuestra vida nos vamos a encontrar a gente que nos haga enfadar. Gente que nos desmotive y desmonte nuestros sueños. Así que hoy voy a compartirte mi sistema personal para gestionar todo ese feedback que puede generarme bajón.
Dos hermanas vinieron a vernos con la idea de negocio que tenían en la cabeza. Habían recorrido un montón de kilómetros para venir al despacho (¡y además nos traían regalos, una pasada!). Y, a medida que lo fuimos analizando, fue evidente que el negocio no respondía a la libertad y calidad de vida que ellas querían: los márgenes de beneficio eran muy bajos, no había ingresos recurrentes, etc.
Una vez detectadas las fortalezas de las dos hermanas, vimos nuevas propuestas de monetización, más alineadas a su sabiduría, bagaje, experiencia. Y este es el mail que recibimos al día siguiente de la sesión:
ELLAS
Ayer nos fuimos a casa un poco tristes y desilusionadas porque teníamos muchas ganas de empezar un nuevo proyecto pero por otra parte estábamos contentas por haber decidido venir a una sesión contigo. Gracias a esta consultoría nos hemos dado cuenta enseguida de que no es viable y hemos evitado males mayores.
Queremos agradecerte tu profesionalidad y el trato tan cercano que nos diste. Eres amor puro, tal cual como te muestras en las redes y eso se agradece en estos tiempos de postureo que corren.
Ahora nos toca analizar bien todo lo que hablamos y ver qué sale. Es hora de hacer un reset y eso siempre cuesta.
Gracias de todo corazón. Espero que estemos en contacto y estoy segura de que te volveremos a visitar.
¡Un abrazo, bonita!
YO
¡Vosotras sí que sois amor puro!
Cuando un negocio no es viable me tengo que perdonar cada vez, porque todavía me duele decirlo. Sé que os ayudo, pero mi ego aún "sufre" por vosotras y hago el trabajo de trascenderlo.
Sé que todo está bien y encontraréis un formato empresarial aún mejor.
¡Un abrazo enorme para las dos!
Espero que este caso os sea inspirador para no temer a la vida (ni a los mentores como yo)
Un abrazo,
Txell.