Estás harto de oír hablar de modelo de negocio, de la necesidad de hacer marketing… (quizás incluso eres uno de los lectores del libro Working Happy) pero, aun así, no estás ganando el dinero que quieres, o no estás teniendo la visibilidad que quieres.
Vamos a partir de la base que tienes un negocio sostenible y profesionalizado, con unas buenas raíces, con un plan de empresa y esas cosas básicas-básicas (si no lo tienes, haz clic). Y has llegado a un punto en el que te sabes toda la teoría “de pe a pa”, pero aún se te resiste algo.
Quizás es porque no sientes que YA eres un campeón. La teoría está muy bien, pero ¿vives de manera coherente? ¿Sientes realmente lo que dices y haces? Quizás a nivel profundo no, y eso hace que estés bloqueando lo bueno en tu vida (Compártelo en Facebook o Twitter).
Suena etéreo, pero lo has visto mil veces: el miedo se huele a la legua y te bloquea. Y hace que, por ejemplo, no encuentres tu valor diferencial: “¡Pero si soy del montón! Si he estudiado en la misma escuela que todo el mundo”. ¿Es un problema real? No. Es un problema de empoderamiento. De no creerse único, de no ver nuestras propias fortalezas, de no ver que nuestra propia experiencia y trayectoria tienen muchísimo valor.
Por eso precisamente en nuestras consultorías siempre trabajamos en base a las virtudes de cada uno, a las vivencias, a lo que siente… ¡Si precisamente los casos que triunfan son los de las personas que ponen al servicio de los demás su propia historia de superación! Fíjate en mí: ayudo a emprendedores y empresarios haciendo de mentora, poniendo a su servicio mi experiencia de estos años. Mi camino es su camino.
No nos fijemos solo en los títulos que tenemos, esto nos encorseta: cuando yo estudiaba, salían de mi facultad cada año 400 periodistas, pero, en realidad, cada uno de nosotros era distinto. ¿Cuál es el problema? Que no nos lo creemos.
Nos han educado para ser pollitos, tooooodos iguales, y cuanto más normal seas y cuanto menos llames la atención, mejor. Nos han preparado para estar silenciosos, calladitos, y sin iniciativa. En la escuela, y en las clases de refuerzo, familia y profesorado se centraba en lo que hacíamos mal e invertíamos más y más tiempo en esas asignaturas que nos aborrecían en vez de potenciar nuestros dones naturales. Y, en realidad, el mercado (y tu mensaje de marketing) requieren todo lo contrario: tienes que ser totalmente auténtico, demostrar toda tu personalidad, todo tu potencial, toda tu alma, para que la gente pueda empatizar contigo y quede alucinada. ¡No puedes enamorar a alguien a medias tintas, sin abrirte de verdad!