Es el momento de definir qué haremos, de marcar la estrategia partiendo de pequeños bocados siguiendo el esquema OBJETIVO - PÚBLICO – ACCIÓN.
Define también qué herramientas usarás, cuándo y con qué periodicidad se harán estas acciones, el presupuesto que les destinarás, el grado de prioridad dentro de toda la planificación comunicativa y la persona responsable.
La estrategia tiene que ser asumible por parte de nuestra organización, realista. Y con un relato coherente con nuestra trayectoria e identidad.
Veamos un ejemplo. Vendemos audífonos para gente la tercera edad, nuestro público objetivo son, evidentemente, los mayores. Seguramente, si creamos una página en Facebook ellos ni se enterarán. Será mejor que lleguemos a ellos a través de un tríptico que repartiremos en el bar donde se reúnen para jugar al dominó y haciendo una demostración de los audífonos en el supermercado donde van a comprar. Y si pensamos en estrategia online, crearemos ese Facebook pero dirigiéndonos a los hijos o nietos de los futuros compradores de audífonos. El reparto de trípticos se hará dos veces al año, coincidiendo con las fiestas del barrio, y las actualizaciones de Facebook serán diarias, después de comer, puesto que es un momento en el que muchas familias se reúnen.
Ten en cuenta que el plan de marketing y comunicación es nuestra guía, sí, pero también un documento vivo: hace falta verificarlo y adaptarlo.