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Miedo. Un monstruo que has creado tú y que nos va a dar por saco a todos

E. no se atreve a dejar el trabajo por miedo. Que si la hipoteca, que si el reconocimiento que tiene ahora... "Tengo miedo", dice él. Auto sabotaje. Porque E. vale un imperio y en dos días podría comerse el mundo: tiene la visión y los contactos. No se trata de hacer un cambio de vida drástico, del día a la noche, pero podría empezar por pedir una reducción de jornada y poner en marcha el proyecto que siempre ha tenido en la cabeza. El miedo le paraliza el cuerpo, pero le hiperactiva la mente y las emociones. Es, como si tuviera dependencia emocional de la mierda de oficina gris donde le pagan una mierda de nómina a cambio de explotar su brillante mente. O él para esta espiral o, tarde o temprano, le parará la vida con una ostia con la palma abierta en forma de enfermedad o de ERE, porque lamentablemente muchas veces es así: si tu no pones límites, la vida te los pone.

S. no se encuentra, dice. Lleva años de trabajo en trabajo sin sentirse realizada. Y, durante una consultoría, me cuenta que el problema es que no sabe quién es ni lo que quiere, porque durante años se ha dejado llevar por la inercia y el papel de supermadre que puede con todo, olvidándose a sí misma.
Ahora tiene miedo. Miedo de encontrarse y que todo lo que ha construído no tenga sentido. Miedo de descubrir que no es lo que esperaba/n y que tenga que afrontar juicios y prejuicios internos y externos.

El miedo es una mierda. De las grandes. Porque es de esos monstruos irreales que somos capaces de construir nosotros mismos. Nos hace divagar y perdernos, a nosotros y a nuestro alrededor.

Lo he vivido en mis propias carnes e incluso he sido el daño colateral del miedo de otros. Odio el miedo. El miedo te desquebraja por dentro. Te drena. Te convierte en zombi de la vida, inconsciente de las consecuencias, un ser que sobrevive despistado, que se hiere y se hiere. Te deshumaniza y te desconecta, tomando decisiones cual autómata, llevándote por delante a todo y a todos. Neutraliza los sentimientos y nos llena la boca y la mente de bazofia. El miedo es egoísta y da por saco a quien lo sufre y a los que tiene al lado. (Clica y tuitéalo)

Para el miedo. Páralo YA. Por el bien de todos, pero sobre todo por ti.

¿Cómo? Esto de la vida es un work in progress constante, pero mi receta personal a día de hoy es esta.

Ten las cosas claras. Despierta. Deja de mirar hacia fuera y mira pa’ dentro. Haz un cónclave contigo mismo y permítete ser. Solo así podrás aclararte y definirte, y traducir con palabras lo que quieres y sientes, asumiendo y queriendo tus propias limitaciones. Porque, tal y como eres, ya eres fenomenal, genial. Sé auténtico, acéptate y deja de vivir a medias tintas, prometiendo que cambiarás.

Porque lo único importante en la vida es ser feliz. Y, como cuento en mi libro, ese es un derecho de nacimiento. Ponte el chubasquero y deja que llueva y que nada ni nadie te lo impida. No pierdas más el tiempo, porque solo tenemos el presente.

Encontrar este momento para ti es el primer paso para cambiar el paradigma, para darte cuenta de que, si tú no estás bien, nadie lo estará, y para dejar de mentirte. Quizás a los demás no les gusten tus decisiones... ¡Pero son tuyas! Y toca empezar a ser sincero con uno mismo, que ya somos mayorcitos y no somos una ONG. Si tú crees en ti mismo, con el tiempo, los demás también lo harán.

Rompe patrones y rutinas chungas. Fuera todo lo que te drene (Gracias... ¡Pero adiós!).  Activa tu intuición: siempre que te tengan que estirar para hacer algo, señal de que esto no va contigo. Deja de esclavizarte por 'se supone que tendría que hacer X'. Si no lo sientes, ese no es tu camino. Pero, ¡narices! Sé valiente y dilo. Comunícate, contigo mismo y los demás, siempre con cariño. Responsabilízate de tu vida, porque, cuanto más tiempo pasa, más hondo y ancho es el pozo del miedo, arrastrándonos a todos con el papel que hasta ahora has estado representando y generando unas expectativas falsas, que no puedes lograr, porque este no eres tú. Para el beneficio común, toma decisiones pensando primero en ti porque, al final, esta es la única inversión segura en la vida(Clica y tuitéalo)

A partir de aquí, mueve el culo. Ten una visión clara y los pasos para conseguirla. Y confía. Porque, si hacemos lo que se nos da bien, todo fluye y viene más fácil. Si eres consecuente con tu misión, la vida es como un boomerang y te lo devuelve(Clica y tuitéalo)

Te lo devuelve fijo. Porque si haces todo esto, estarás actuando desde el amor (suena hippie, lo sé, pero deja que me explique). Amor hacia ti y hacia los demás, porque estarás construyendo algo REAL, que sume y aporte (sí, si estás leyendo esto dudo mucho que tu misión en la vida sea dar un pelotazo o putear a la gente que te rodea, sino más bien hacer  algo que deje legado), dejando claro a los demás su lugar y tus límites. Y te estarás perdonando y aceptando, porque hasta ahora lo has hecho tan bien como has sabido, sin culpar a nada ni a nadie.

Hasta aquí mi receta para vivir más de verdad. Porque nos merecemos un mundo real y brillante, y el miedo lo hace cada día más inhóspito.

Un abrazo,

Txell

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